Durante años pensé que el éxito era solo cuestión de trabajar duro. Me lo creí tanto que me olvidé de mí. Aunque en apariencia estaba “haciendo lo correcto” —trabajando, esforzándome, aprendiendo— por dentro algo no encajaba.
Hoy quiero contarte cómo está siendo mi proceso y cómo empecé a cambiar mi vida cuando decidí parar y empezar a escucharme. Aún me faltan muchas preguntas por hacerme y muchas respuestas por encontrar, pero mi objetivo no es sólo compartirte lo bonito cuando lo consiga o mentirte en el proceso.
📌 La trampa del “trabaja duro y todo llegará”
Estuve mucho tiempo obsesionada con el trabajo. Veía videos, escuchaba podcast sobre como alcanzar el éxito, y todos tenían algo en común:
‘Trabaja duro, y el éxito llegará’.
Y eso hice, me pasaba el día trabajando. saltando de un proyecto a otro, aprendiendo sin parar. Pero nada me llenaba. Me enfocaba tanto en el resultado, y en quererlo para ya, que me olvidaba de disfrutar del camino.
Hasta que un día me di cuenta de que no me sentía bien conmigo misma, que no quería estar viviendo así. Estaba cansada, vacía y sin motivación. No me escuchaba. No me daba tiempo ni espacio para desconectar y disfrutar. Me había olvidado de mí.
🛑 Parar para reconectar
Entonces decidí parar. Respirar. Reflexionar. Empecé a preguntarme:
👉 ¿Qué quiero realmente en mi vida?
👉 ¿Qué necesito para sentirme bien?
👉 ¿Cómo sería mi día ideal?
Durante este tiempo de reflexión, volví a leer uno de esos libros que tenía en mi estantería.
📚 Los libros como guías
Se llama ‘Choose to win’ de Tom Ziglar. Era justo el libro que necesitaba leer. El libro trata sobre cómo las pequeñas acciones que tomamos cada día pueden transformar nuestra vida por completo.
Hubo una frase que me marcó muchísimo. Es la siguiente:
«La manera más rápida al éxito es reemplazando malos hábitos por buenos hábitos».
Pero no solo eso. El verdadero éxito, decía el autor, consiste en trabajar todas las áreas de tu vida: mental, física, espiritual, familiar, financiera, personal y profesional.

En ese momento dije: «Wow, ahora lo entiendo todo». Durante mucho tiempo había estado enfocándome solo es una parte de mi vida -profesional- y me había olvidado del resto.
🧭 El cambio que hice (y que tú también puedes hacer)
Por tanto decidí tomar un plan de acción. Me hice una lista con hábitos para cada área (las adapté a mi forma de ver la vida: autoconocimiento, emociones, relaciones, cuerpo y salud, espiritualidad y profesional), y tomé el consejo del libro. Cada semana elegir un nuevo hábito de un área diferente.
Si tú también quieres empezar este cambio, te regalo la lista con todos los hábitos que estoy aplicando. Puedes descargarla gratis haciendo clic aquí.
Así no solo avanzaría, sino que empezaría a equilibrar mi vida.
Aprendizajes durante estas últimas semanas:
🧘♀️ Empezar por lo que más necesitaba
El primer hábito que he empezado ha sido meditar. Meditar te ayuda a encontrar la paz y la felicidad en el interior. Además, te ayuda a escuchar tus pensamientos y a estar en calma. Justo lo que necesitaba en mis atareados días, donde no tenía tiempo ni para respirar.
Empecé a meditar porque sentía que mi mente no paraba. Tenía tanto ruido dentro que no lograba conectar conmigo. Siempre estaba pensando en lo siguiente, en lo que “tenía que hacer”, sin darme ni un segundo de pausa. Por tanto, elegí meditar porque consideraba que era el que más necesitaba
Es cierto que no está siendo fácil. Me cuesta estar presente, mi mente se va a mil cosas. Pero incluso así, me está ayudando a volver a mí, a escucharme de verdad. Me está enseñando a estar sin exigencias, a no tener que rendir todo el tiempo.
Aún llevo 2 semanas solo, pero cuando lleve un poco más os contaré cómo esta siendo el proceso <3.
❤️ Hacer las cosas con propósito (aunque aún me acelere a veces)
Este tiempo me ha enseñado que no se trata solo de hacer cosas.
Sino de hacerlas con propósito.
No basta con tachar tareas de una lista. Lo importante es cómo te sientes mientras las haces, si lo haces desde el amor o desde la presión, desde el disfrute o desde la exigencia.
Estoy aprendiendo a no hacer las cosas solo por tacharlas de una lista. A veces aún me puede la prisa, la necesidad de “sentirme productiva”, de hacer mucho y rápido.
No es fácil, porque tengo el hábito de correr todo el día. Pero cada vez que freno, me doy cuenta de cuánto más disfruto las cosas cuando no voy con el piloto automático encendido.
👂 Volver a escucharme (y no ignorarme más)
Otra cosa que he estado aplicando este tiempo ha sido aprender a escucharme. Los videos que me veía decían «Se disciplinado. Haz lo que tienes que hacer, aunque no tengas ganas. 0 excusas. No te falles. Las emociones no importan».
Y lo intenté. Pero no me funcionó. Me di cuenta que no era feliz, y desconectada de mi misma.
Hasta que decidí volver a escuchar mi cuerpo, mis emociones, mi energía. Si un día no me siento bien, me permito descansar. Si necesito salir a caminar en lugar de seguir frente al ordenador, lo hago.
Hace unos días, me permití algo que no hacía desde hacía años: ver una serie. Durante mucho tiempo pensé que si no estaba trabajando o formándome, estaba perdiendo el tiempo. No me permitía descansar, ni hacer cosas “que no aportaran”.
Escucharme me ha hecho hacer las cosas con más pasión. Entreno más motivada y más conectada conmigo misma. Disfruto más del trabajo, y de las tareas que hago.
Puede que no me sienta tan “productiva” como antes, pero me siento mucho más feliz.
Y eso, al final del día, es lo que más me importa. Porque no todo tiene que ser útil o productivo. A veces, solo tiene que hacerte bien.