A veces sentimos que algo nos frena.
Queremos avanzar, empezar un nuevo hábito, tomar una decisión, cambiar algo en nuestra vida…
pero no podemos.
Y lo más frustrante es que no hay nada fuera que lo impida. Nadie nos está deteniendo.
El freno está dentro.
Eso que a veces llamamos “falta de motivación” o “no es el momento” puede esconder algo más profundo:
👉 un bloqueo mental.
Un límite interno que, aunque no sea real, nos lo parece. Y si no lo miramos de frente, seguimos repitiendo lo mismo una y otra vez.
🧩 ¿Qué es un bloqueo mental?
Un bloqueo mental es una creencia, pensamiento o patrón interno que limita lo que sentimos que somos capaces de hacer, ser o tener.
No es algo visible, pero condiciona cómo actuamos y cómo nos sentimos. Puede aparecer como:
- “No soy suficiente”
- “No estoy preparada”
- “Voy a fallar otra vez”
- “No soy como los demás”
- “¿Y si no sale bien?”
- “Ya es tarde para mí”
Un bloqueo no es simplemente una excusa o una pereza momentánea. Es algo que, de forma repetida, te hace sentir estancada, incapaz de avanzar, incluso sabiendo que lo deseas.
A veces es muy sutil. Ni siquiera lo decimos en voz alta. Pero está ahí, influenciando nuestras decisiones, bajando nuestra autoestima y manteniéndonos pequeñas.
🪨 ¿De dónde vienen estos bloqueos?
La mayoría de nuestros bloqueos no aparecen de la nada, muchos se originan en experiencias pasadas. Estos bloqueos mentales se construyen con el tiempo:
- Por cosas que escuchamos de pequeñas (“no llores”, “eso no es para ti”, “tú siempre haces…”)
- Por experiencias pasadas que nos dejaron heridas
- Por miedo al rechazo, al fracaso o al juicio
- Por querer gustar, encajar o no decepcionar
No son culpa nuestra, pero sí nuestra responsabilidad trabajar en ellos si queremos liberarnos.

💬 Ejemplos de bloqueos mentales comunes
Para que puedas reconocerlos en ti (como yo también estoy aprendiendo a hacerlo), aquí van algunos ejemplos:
- “No soy suficiente”
El clásico. Aparece cuando queremos hacer algo nuevo, dar un paso importante o mostrarnos. Es una voz interior que siempre pide más, sin valorar lo que ya somos. - “Tengo que hacerlo perfecto”
El perfeccionismo es uno de los bloqueos más disfrazados. Parece que queremos hacerlo bien, pero en el fondo es miedo al error, al juicio o al “no valer”. - “A mí nunca me sale nada bien”
Generalización basada en experiencias pasadas. Y cuanto más te la repites, más la crees… y más difícil es romperla. - “No soy como las demás”
Nos comparamos, nos sentimos menos, y creemos que lo que las otras logran es inalcanzable para nosotras. - “¿Quién soy yo para hacer esto?”
El famoso síndrome de la impostora. Surge cuando damos un paso que nos saca de lo conocido, y sentimos que no merecemos estar ahí.
🔎 ¿Cómo reconocer tus bloqueos?
Reconocerlos requiere atención, honestidad y mucha compasión. Aquí te dejo algunas señales:
- Postergas tareas importantes sin motivo claro
- Te cuesta tomar decisiones por miedo a equivocarte
- Te juzgas mucho cuando fallas
- Sientes que no mereces lo bueno que te pasa
- Te comparas constantemente y siempre sales perdiendo
- Hay algo que deseas hacer pero siempre encuentras un “pero”
- Sientes que todo el mundo puede menos tú
👉 Haz una pausa ahora mismo. Pregúntate:
¿Qué me está frenando últimamente?
¿Qué me repito cada vez que lo intento?
¿Esa idea… es verdad? ¿Es mía? ¿Me ayuda?

Este es un ejercicio simple para reconocer algún bloqueo que tengas. Te invito a escribir lo siguiente:
- ¿Qué quiero hacer y no estoy haciendo?
- ¿Qué me digo a mí misma cuando pienso en hacerlo?
- ¿De dónde viene esa creencia o ese pensamiento?
- ¿Qué me diría una amiga que me quiere?
- ¿Qué pequeño paso podría dar hoy, a pesar del miedo?
No necesitas resolverlo todo en un día. Solo empezar a mirar con más cariño y claridad lo que ocurre dentro de ti.
🪞 ¿Cómo empezar a romper estos bloqueos?
Reconocerlos es el primer paso. A veces solo con escribirlos ya pierden fuerza.
Romper un bloqueo no es forzarte ni obligarte. Es hacerte preguntas, darte cuenta, tratarte con más ternura. Es empezar a actuar diferente, aunque sea en cosas pequeñas.
Después, poco a poco, puedes empezar a:
- Cuestionarlos: ¿De dónde viene este pensamiento? ¿Es 100% verdad?
- Sustituirlos por pensamientos más amables y realistas
- Actuar a pesar del bloqueo, con miedo, pero con conciencia
- Pedir ayuda o acompañamiento si lo necesitas
- Hacer ejercicios de escritura, visualización o meditación que te ayuden a deshacer esas creencias (de esto hablaré más próximamente)
Los bloqueos mentales no desaparecen de un día para otro.
Pero cada vez que los reconoces, los cuestionas, los escribes o los compartes… pierden fuerza.
Todas tenemos bloqueos.
No eres débil por sentir que algo te frena.
Lo valiente es mirarlo y empezar a cambiarlo.
💡 No eres lo que piensas. Eres lo que eliges creer de ti.